Homesick – Mamitis
Hace exactamente una semana que mi familia voló de
vuelta a Madrid desde Vilnius. Pasaron concretamente una semana por tierra
Lituana y estuvimos en lugares como Vilnius, Trakai, Kernanve, Kaunas,
Klaipeda, Nida, Siaulai, Birzai y Riga (Letonia). Las fotos de este viaje las
editaré y subiré a finales de Julio ya que ellos traían una cámara buena, pero
al final se me olvidó guardarme las fotos de esa cámara, por lo que no quiero
elegir las fotos que yo hice sin haber visto las fotos de la otra cámara.
De lo que quiero hablar ahora es que después de 9
meses por tierra Lituana siento que quiero parar, descansar y volver a
disfrutar de mi familia y de mi gente. Los meses que he pasado por aquí han
sido maravillosos, y aún lo siguen siendo, pero ahora me siento cansada,
cansada de cosas que he intentado cambiar y que no he podido por razón alguna.
Durante este año he viajado un montón alrededor del
mundo y de Lituania. De hecho lo he hecho porque así lo sentía, sentía que
necesitaba moverme o que sino Birzai, el pueblo en el que estoy haciendo el
proyecto me comía.
Un día os contaré detalladamente cómo ha sido mi
EVS, pero eso será otro día. Hoy quiero hablar de porqué siento que añoro mi
hogar, mi gente y mi familia.
Durante mi primer mes todo era maravilla. No me
fijaba en las cosas malas, solo en las buenas, y las disfrutaba y valoraba. Ese
primer mes fue Septiembre del 2016. A pesar de que las condiciones de la casa
en la que vivimos eran un mojón, yo no les daba importancia. A pesar de que no
entendía absolutamente nada de lo que se hablaba en este país, a mí me daba
igual. A pesar de que muchas veces no me enteraba ni del inglés que hablaban
otros voluntarios o yo no sabía expresarme bien, a mí no me importaba. Durante
este mes todo era jolglorio.
Todo era nuevo. Conocer gente nueva, independencia,
nuevo país, nuevas culturas…Todo era muuuuy fresco. Durante ese mes también se
empezaba a ver con quién podía congeniar más, en quién podía confiar, quién
llamaba tu atención en otro tipo de aspectos…ya me entendéis. Yo venía a este
país con una mochila cargada de ilusiones y huyendo de mi situación en España,
queriendo un cambio en mi vida, pero un cambio muy drástico, un cambio que me
hiciera crecer personalmente.
En fin, como os cuento, en ese primer mes todo era
muy bueno. Realmente me sentía liberada de mi pasado, y lo que quería en ese
momento era ser yo misma y disfrutar de la experiencia que estaba viviendo.
Pero no solo era una maravilla lo que estaba
viviendo en el pueblo en el que estaba realizando el proyecto, sino que también
tuvimos algo llamado “on arrival
training”, el cual básicamente era
un cursillo que tuvimos a nuestra llegada al proyecto en el que nos juntaron a
unos 15 voluntarios de diferentes países que estábamos realizando un proyecto
en Lituania. Durante este curso tuve la gran suerte de conocer a muchos
voluntarios de Vilnius, Kaunas y Siaulai. Este cursillo se llevó a cabo durante
una semana, por lo que día tras días nos íbamos conociendo todos un poquito
mejor y lo mismo de siempre, empezábamos a ver con quién hacíamos mejores
migas. Yo tuve la grandiosa suerte de conocer a una española que estaba
viviendo en Vilnius, la cual nos invitó a dos voluntarios más de mi pueblo y a
mí a pasar el fin de semana de después del curso en Vilnius con ella, periodo
durante el cual conocí a una persona que también hacía un proyecto en Vilnius,
una persona que durante esos dos/tres primeros meses del EVS fue muy importante
para mí.
Después del curso, volvíamos todos contando las
batallitas de este y de los nuevos amigos que habíamos hecho. Todos estábamos
en las mismas circunstancias por aquel entonces, habíamos venido solos a vivir
durante un año en un país muy diferente al nuestro y nuestras ganas y energía
eran desbordantes, por lo que todo lo que tocábamos se convertía en oro.
Posteriormente también dará la casualidad de que
esas personas que habíamos conocido en Vilnius fueron invitadas a venir a
vernos a Birzai, pero finalmente no lo hicieron porque decían que era muy caro
el bus y, en verdad, tenían otros planes en Vilnius y Kaunas. Hasta ahora, esas
personas en concreto de Vilnius, todavía no han venido a visitarnos, ni creo
que lo hagan. Ese gesto, he de reconocer, que a mí me molestó, pero como
comentaba, tenía mucha ilusión y energía, por lo que ese gesto feo se me olvidó
rápido y no le di mucha importancia.
Durante el mes posterior al curso seguimos
disfrutando de nuestra vida aquí y manteniendo el contacto (personalmente casi
diario) con los voluntarios que habíamos conocido (para mí, principalmente con
ese chico que había conocido en Vilnius que me había llamado tanto la atención,
y con la amiga que me lo presentó).
Llegamos al segundo mes del proyecto que se
corresponde con Octubre del 2016. Para mí este mes se caracteriza por la
llegada de una nueva voluntaria Rusa a nuestro piso. Si ya éramos muchas antes
dentro de la casa, pasamos a ser cuatro chicas repartidas en dos habitaciones,
por lo que todas teníamos que compartir habitación. También he de mencionar mi
afán de explorar y viajar a toda costa, empezando por planificar un viaje a
Copenhague (Dinamarca) para el puente de Halloween y programar una visitilla a
los voluntarios de Vilnius.
En esta visitilla, la idea principal era dormir en
la habitación de mi amiga, pero finalmente terminé durmiendo en la habitación
de este chico que me había gustado, y por lo que veía, yo también le gustaba a
él.
De vuelta en el pueblo, tras ese fin de semana, yo
seguía con las pilas cargadas y disfrutando de cada segundo por estas tierras.
Por otro lado, también había conocido a otra persona que me había llamado la
atención, y se encontraba en el mismo pueblo en el que yo estaba realizando el
proyecto, sin embargo, desde entonces y hasta ahora, nunca ha llegado a suceder
nada con esa persona.
A pesar de la energía que teníamos y lo maravilloso
que era el voluntariado, empezamos a ver los primeros problemas a la
convivencia en el piso. Cuatro chicas en un espacio que se correspondía con dos
habitaciones, una cocina, un baño, una entrada y una terraza. Eso es todo. Por
lo que a mí me sentó de lujo un descanso de la convivencia con el viaje a
Copenhague.
Posteriormente, planificamos una reunión con la
organización para hablar del tema del piso y hacerles entrar en razón para que
abrieran pisos nuevos y tener cada una nuestra propia habitación individual,
cosa a la que la organización respondió mandándonos a la mierda muy sutilmente
y dejándonos lidiar por nosotros mismos con nuestros problemas. Pero nosotros
no nos rendimos.
Se me había olvidado comentar que a mediados de
Noviembre hicimos un viaje a Oslo, pero en este íbamos ocho personas…demasiadas
para un viaje…También, entre ellas se encontraba ese chico de Vilnius que me
gustaba, el cual tuve la oportunidad de conocer un poquito más y mejor durante
esos días.
El viaje estuvo…interesante. Por un lado, con este
chico, decidí que iba a ser la última vez que sucediera algo con él, por otro,
tuve la suerte de que de cara a visitar la ciudad, lo hice básicamente solo con
dos amigas, no las ocho personas juntas, así que en este aspecto hubo un poco
de calma y relax.
Durante ese mes también tuvimos la llegada de una
nueva voluntaria Española a nuestro pueblo, por lo que había sangre fresca otra
vez, cosa que todos necesitábamos. Personalmente, puedo afirmar que el mes de
Noviembre fue uno de los más difíciles para mí. La nieve se instaló en este
país. Los días cada vez eran más cortos, amanecía entorno a las 9:00 y anochecía
sobre las 16:00. Hacía frío y todo era oscuro. Los ánimos empezaban a decaer.
Pero en ningún momento me arrepentí de haber elegido este país o este pueblo,
ni se me pasó por la cabeza terminar antes el proyecto.
Para Diciembre del 2016 los problemas seguían igual
con la situación del piso, pero la organización nos prometió un piso nuevo, sin
embargo, la única condición era que solo saldría un voluntario de cada piso que
estaba abierto. En total éramos nueve voluntarios, cuatro y cuatro divididos en
dos pisos, y la nueva española viviendo en una casita individual adjunta a una
vivienda familiar.
En diciembre mi energía era bastante nula. Cansancio
físico y mental. Por lo que yo solo tenía ganas de irme de vacaciones de
navidad a España y poder descansar. Durante ese mes también tuvimos uuuun
montón de cenas, comidas y eventos navideños, además de bajarnos un fin de
semana a Vilnius para disfrutar de la fiesta capitalense, a pesar del frío
máximo.
Las vacaciones de navidad me dieron paz y descanso.
Volver a mí casa, a mi gente, me hizo reflexionar a cerda del EVS y recordar
las razones por las que lo estaba haciendo, por lo que cumplieron su objetivo
al 100%.
Mientras estuve de vacaciones de navidad, me dediqué
a planificar cuál sería mi próximo viaje, ya que en Febrero teníamos un día
libre en Lituania, y que casualmente caía en jueves, por lo que era ideal para
hacer puente.
En mes de Enero del 2017 transcurrió de una forma
muuuuy tranquila para mí. Todo estaba nevado, nos encontrábamos en grados bajo
cero absolutos y no había mucha vida. Por el contrario, mi compañera de
habitación, una chica griega de 31 años y mi mejor amiga aquí, estaba
deprimida. Tener a una persona deprimida en tu misma habitación, no es una
sensación fácil de llevar.
He de reconocer que, por un lado, mi contacto con la
gente de Vilnius o Kaunas había disminuido considerablemente. De vez en cuando
hablaba con mi amiga de la capital, pero ya no era igual que al principio, cada
uno teníamos nuestra vida y nuestra gente. Mi relación con mi compañera de
habitación fue empeorando debido a su depresión. Parecía que todo lo que yo
hacía le molestaba, y por otro lado, la otra compañera del piso, NUNCA nos lo
ha puesto nada fácil, de hecho, se me ha olvidado comentar que a principios de
Enero abrieron un nuevo piso y a él fue la chica rusa de la otra habitación.
Bien, esta decisión fue tomada con la esperanza de
que la organización volviera a abrir otro piso para el resto de los voluntarios
que seguíamos compartiendo, pero eso NUNCA ha sido. Por lo que en nuestro piso
nos quedamos tres chicas, mientras que la cuarta se iba a un sitio nuevo, en el
que compartiría piso con la otra española y un voluntario del otro piso.
En nuestro piso la cosa estaba chunga…El compartir
habitación no se llevaba nada bien. A mi compañera todo le molestaba y estaba
deprimida, mientras que la otra compañera de piso siempre ha sido y es súper
egocéntrica, por lo que le ha dado igual cómo nos sintiéramos o no.
Bien, el mes de Enero transcurrió tranquilo para mí.
Todo estaba nevado, había una media de -10 grados en la calle…vamos que durante
el día había esa temperatura y por la noche más fría aun. Mientras que para mi
compañera cada día era más difícil.
Yo solo recuerdo que el último fin de semana de
Enero estaba tirándome de los pelos por querer salir aquí, ya que al fin y al
cabo toda nuestra vida social se basaba en los pisos, porque fuera de casa era
un frío gélido imposible de soportar. El simple hecho de andar de un sitio a
otro era congelador.
Llegó Febrero, y yo me bajé a Vilnius el primer fin
de semana con la otra española porque necesitaba movimiento y fiesta. El
segundo fin de semana lo pasé en un viaje a Berlín mientras que el tercero en
Kaunas de fiesta. La verdad es que fue un mes completito y a pesar del frío y
los problemas en el piso y en la habitación, conseguí desconectarme de ellos
durante un tiempo.
Marzo. Aquí es cuando me llegó el bajón. Durante ese
mes tenía mi Mid-term training en la última semana, por lo que hasta entonces
todo era más tranquilo, pero no dentro del piso. Tuvimos serios problemas con
nuestra compañera de piso, porque como os digo, su egoísmo y egocentrismo
siempre ha sido superior a todo el mundo…por lo que la convivencia con ella era
muy complicada.
Yo durante ese mes me fui a pasar el fin de semana
anterior a mi training a Vilnius y después el cursillo me vino como mano de
santo. Pero eso no era suficiente para olvidar nuestros problemas.
En Abril me hice un viaje a Holanda de una semana,
en el que volé a Eindhoven y de ahí fui a Amsterdam, pasé varios días allí y
después volví a Eindhoven, pero de este viaje no os voy a hablar porque ya he
escrito sobre él una entrada. Durante ese mes también tuvimos el cumple de mi
compi de habitación e invitamos a otros voluntarios de fuera. Creo que fue uno
de los meses que más rápido se me pasó…También porque a finales del mes me fue
un finde a Vilnius para coger el vuelo que tenía para Estocolmo, por lo que
pude salir de fiesta antes de hacerme el viajecito.
Llegamos a Mayo…el mes comenzó cuando yo todavía
estaba en Estocolmo, y después tuve un parón hasta que viniera mi familia.
La verdad es que durante este mes de Mayo y este de
Junio que estoy empezando, siento que estoy contando prácticamente los días que
me quedan por este país, y no me gusta, quiero disfrutar del día a día que
estoy viviendo, y relajarme, relajarme con todo lo que no me gusta y no he
podido cambiar hasta ahora.
Tener que compartir habitación es una de las cosas
más difíciles que he hecho y que sigo haciendo, porque no se trata de compartir
tu espacio privado durante un mes, se trata de compartirlo durante el día a día
de todo un año…hay que controlar los ruidos y la luz, pero tu compañera también
tiene que controlarlos, y como tengas y mal día y te apetezca un poco de
tranquilidad tu eso te lo comes con patatas y no puedes hacerle nada porque
allí, en ese espacio, también hay otra persona.
Ahora solo siento que quiero tranquilidad,
desconexión, relax…mi familia, mis amigos, mi gente. Considero que todo lo que
tenía que vivir por aquí, ya lo he vivido.
El proyecto del colegio ha estado muy bien durante
un tiempo, pero ahora ya no tiene sentido alguno debido a que los niños han
terminado el cole y solo quedan algunos peques por ahí pululando. Ya no hay
eventos ni actividades especiales ni nada.
Con el tema del piso estoy más que cansada. Cada vez
me parece más un juego a tres. La compañera de piso que no comparte habitación
sale ganando sin lugar a dudas, pero con la actitud que tiene solo consigue que
nosotras no la soportemos del todo. Con lo del juego a tres me refiero a que he
empezado a analiza a la situación desde fuera, ya que me da la sensación de que
cuando estoy bien con una de las compañeras, estoy mal con la otra y viceversa,
por lo que he empezado a analizar esta actitud y a forzarme estar bien con todo
el mundo y relajada. Pero no soy yo la única que juego a este juego…las otras
dos hacen exactamente lo mismo, y me da la sensación de que este juego a tres
es más que forzado por nosotras, así que yo me borro de él porque no quiero más
altercados y comecocos.
El mi trabajo, el otro voluntario es un capullo
integral. Sí, igual suena muy drástico, pero si le conocierais lo pensaríais
igual que yo e igual que el resto de voluntarios…otro que la empatía la tiene
en el ojete.
Respecto al resto de voluntarios no tengo nada más
que aportar, y somos 9 en total en el pueblo. Solo decir que hay un par de
chicas que están más separadas de nosotras…Y esto a mí me duele porque yo tenía
muy buena relación con una de ellas. Pero las cosas van a cambiar y voy a
empezar a quedar más con esta chica con la que me llevaba tan bien…
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